Casi sin quererlo, en nuestra segunda salida por tierras francesas, volvemos a detenernos junto a esta casa y nos hacemos la misma pregunta ¿podremos entrar? Despues de un pequeño rodeo y algunos rasguños debidos a las zarzas, encontramos en la parte trasera una puerta ligeramente abierta, nos miramos y casi sin perder un segundo nos dirigimos a su interior.
Aparentemente se trataba de una vieja casa, pero a medida que la fui explorando observé que estaba decorada con gran gusto, en su conjunto tenía un pequeño y modesto toque de distinción a pesar de su gran abandono, sin duda debió ser una preciosa casa en épocas pasadas.