Estábamos en algún lugar de Portugal una de esas tardes tontas, esas terribles horas después de comer que no sabes exactamente que vas a fotografiar. Aparecieron en nuestro libro de ruta unas cuantas fábricas que no cubrieron del todo nuestras expectativas, el listón había estado muy alto los días anteriores.
Llegamos a la primera fábrica, no había tiempo que perder, buscamos la lente más adecuada, revisamos las tarjetas de memoria y, de inmediato, nos pusimos a fotografiar.
.
.
.
.
.
.
.
La verdad que las dimensiones de los silos impresionaban.
Entramos al patio interior, el entorno era bastante desolador. Echo una ojeada y decido que no vale la pena subir a inspeccionar el interior del edificio. Lo poco que veo me decepciona bastante, el lugar se encuentra en un estado de abandono absoluto.
En en la edición pruebo cosas diferentes, jugar con filtros de tonalidades azuladas, sepia…
Los reflejos en el agua de lluvia me proporcionan interesantes encuadres.
Como podéis ver daba la sensación de haber pasado un tornado. Todo estaba totalmente arrasado, el riesgo que existía caminar por su interior era más que evidente.
Quedan aún muchas horas de sol, nos dirigimos a otro lugar, otras fábricas, diferente luz, nuevos escenarios.
Como podéis ver el agua se había colado por la cubierta de esta enorme nave industrial, los reflejos me seguían proporcionando interesantes encuadres.
Me gusta que haya la figura humana para poder tener una referencia de las dimensiones del abandono.
En este caso nuestro amigo Dani se ofrece como modelo. Las últimas luces de la tarde me ofrecen una luz muy cálida y suave para hacer interiores.
Espero que os haya gustado este pequeño reportaje, el cual me ha servido para experimentar con la edición de cada una de las fotografías.
Cerrado por abandono 