Mansión Harry

Después de un par de horas conduciendo llegamos en un soleado sábado al abandono que tanto estábamos deseando.  Aparcamos y nos dirimos al punto que nos marcaba las coordenadas del GPS. La primera  inspección en el punto de entrada ya nos hacía presagiar lo peor, la enorme casa se encontraba en mitad del pueblo y lo que era peor, desconocíamos  el motivo pero, la policía local había desviado el tráfico justo por la calle donde se encontraba el muro que teníamos que saltar. La situación no era muy prometedora, decenas de coches pasaban sin cesar junto a nosotros por lo que era imposible entrar sin ser vistos. Reunión de emergencia mientras tomábamos un café, teníamos que decidir rápidamente si poníamos en práctica el plan B, en estas salidas siempre solemos llevar un plan alternativo. La decisión la teníamos  que tomar de inmediato pues el lugar donde queríamos  ir se encontraba nada mas y nada menos que a cinco horas y media del lugar donde estábamos y sin saber a ciencia cierta si podríamos entrar. La decisión era arriesgada  pero… no teníamos nada mejor, además el lugar era de los que yo denominaría “pata negra”, supongo que por ese motivo decidimos ir.  Todos éramos conscientes de la belleza de este abandono y tan solo la distancia nos había hecho desistir su visita. Unas miradas… no hay mas que hablar! La sensación de que estamos locos es generalizada, cinco horas y media!!! nos levantamos raudos casi olvidando pagar los cafés. Era hora de partir, Mansión Harry nos estaba esperando.

Eran las dos y media de la tarde, a pocos kilómetros  de Harry decidimos parar a comer para poder realizar todas las fotos sin interrupciones, de una tirada. Por fin, pasada las tres de la tarde llegamos al ansiado lugar, tras atravesar un precioso bosque la mansión se abre ante nosotros majestuosa, todo parece presagiar una increíble sesión fotográfica. Una vez más, el tiempo apremia, puertas abiertas de par en par y… adentro!

Al entrar, lo que más me llama la atención es una sala donde se realizaban conciertos privados, en ella se conservaba un precioso piano de pared. La enorme cristalera de la sala permitía que entrara mucha luz lo cual aproveché para fotografiarlo desde diversos ángulos. Por fin me encontraba en el lugar que tanto anhelaba, creo que solo por estas instantáneas ya valía la pena su visita.

Clickar sobre la imagen para verla a tamaño superior.

Sin duda una de mis fotos preferidas, la belleza del lugar me deja impresionado.

Sigo avanzando hasta llegar al conocido claustro, la luz entra por sus apuntados ventanales inundando de claridad los largos pasillos.

Prosigo por la mansión hasta llegar a la majestuosa cocina.

Una bonita escalera de caracol me conduce a las plantas superiores.

Al llegar al primer piso descubro estancias de gran belleza, es aquí donde observo que este noble edificio fue utilizado como clínica.

Una pequeña habitación que sirvió como laboratorio. Sobre el mostrador se acumulan decenas de medicamentos y una vieja radiografía de papel.

La enorme y vieja máquina de rayos X preside la noble sala. Aquí se realizaban radiografías como la que habéis visto.

El enorme baño.

Una de las habitaciones con más encanto de la mansión, la Sala de los Espejos. Realmente tuvo que ser espléndida antes de su decadencia.

Sigo subiendo hasta llegar a la última planta del edificio, la verdad es que aquí no encuentro nada que fotográficamente me seduzca por lo que vuelvo a la planta baja y realizo las últimas fotografías.

Sin duda uno de los lugares más bonitos que he visitado en los últimos años, espero que os haya gustado.

Visita realizada junto con Sara, Dani, Lucia y Javi.

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